3.2 La navegación de Goa a Mazcate

(19.03.1617 - 19.04.1617)


El Mar Arábico

A 19 de Marzo de 1617, ya noche, se salió del surgidero junto al caiz de la casa del Enbaxador, remolcando la naveta, por ir cargada, tres ó quatro barcos hasta pasar el banco que está en medio del rrio, enfrente de Panelin, y á las diez se surgió junto á la torre y casa nueua de Pangin, por aguardar alli la marea de la noche de adelante para pasar el banco de la barra.

A 20, Domingo de Ramos, el Enbaxador fue muy de mañana en una manchua con su capellán y algunos criados al colegio de los Reyes Magos, que estaua el rrio abaxo media legua del surgidero, y alli se confesó y comulgó y oyó misa, y después de auerse hallado en la procesión de los Ramos y despedidose de los frayles se boluio á su nao.
A la hora de la noche antes que eran poco mas de las ocho, boluieron los barcos á remolcar la naveta ó patage, y auiendose pasado con trabaxo el banco de la barra se surgió trezientos pasos del fuerte de la Aguada antes de las onze de la noche, siendo forzoso aguardar alli otro dia para hazer aguada hasta Ormuz.

A 21, se hizo conmodamente agua, que estaua muy cerca, y á las nueue de la noche, después de auer leuantado un ancora en que el patage estaua surto, se hizo á la uela y doblando la punta de la tierra firme de Bardes, el patage se hizo á la mar con viento fresco de Sudeste, viage Oes Noroeste, nauegandose ansi toda la noche.

A 22, quando amanecio estauamos ya tan engolfados que no parescia tierra, y por apartarse de la costa el piloto gouernó una quarta mas al Oeste, lleuando el mesmo viento todo el dia y la noche.

A 23, el viento se puso de Les Nordeste, lleuando la nao la proa á Oeste, quarta á Noroeste, haziendose los marineros por lo mas cerca, veinte leguas de tierra; púsose luego el viento de Nordeste, haziendose el mesmo viage con bolinas largas y el mar llano y con bonanza.

A 24, el mesmo viento Nordeste, lleuando ya la nao la proa á Noroeste, pareciendole al piloto que era bien demandar mas altura por si el viento le fauoreсiese doblar el cabo de Rozalgate antes de descubrir ninguna otra tierra de la costa de Arabia.

A 25, viento Nordeste y Les Nordeste, viage á Noroeste con mucha bonanza en el mar y paresciendo ya en él algún pescado.

A 26, viento Les Nordeste, viage á Noroeste; pescáronse desde el patage este dia algunos dorados, de mejor gusto, aunque no tan grandes, como los de la costa de Guinea y Brasil, lleuando la tierra lexos á la mano derecha mas de quarenta leguas.

A 27, 28, 29, viento Nordeste y Leste, quarta á Nordeste, con el mesmo viage á Noroeste, muriendo ya tanta cantidad de dorados que bastaua á toda la gente de la nao que, con algunos pasageros, llegauan al número de 107 personas.

A 30, comenzo á escasear el viento poniéndose Nordeste, quarta al Norte, viage á Noroeste con bolinas estrechas, echándose de uer que por ir mal estiuado el patage ó lleuar las velas muy lasas y gastadas nauegaua mal á la bolina.

A 31, el mesmo viento y algunas oras una quarta mas largo, fauoresciendo el mar la nauegacion por estar muy llana y apazible, y el aire mas tenplado que en Goa porque estauamos ya en mayor altura.

A primero de Abril, Nordeste, quarta al Norte, viage á Noroeste; comenzáronse á uer este dia algunas gauiotas y un alcatraz, muriendo todauia muchos dorados, sin parecer otro pescado alguno.

A 2, se alargó el viento á Les Nordeste, pero muy flaco, de manera que con ser larga la bolina á Noroeste se caminaua poco. En la nao iuan todos con salud, sintiéndose ya de noche algún mas calor.

A 3, 4, 5, 6, se nauegó con Les Nordeste, y algunas vezes con Leste y Nordeste el mesmo viage á Noroeste, haziendose poca nauegacion por ser estos vientos muy flacos. Los dorados auian faltado ya, pareciendo mas cantidad de alcatrazes, pero el color del agua muy azul, sin algunos señales de tierra.
No se auia tomado el sol porque en el patage no se halló astrolabio, y nuestro piloto, que era un persiano natural de Mogostan en la tierra firme, junto á Ormuz, llamado Mustafa, no lo traia ni otro instrumento para tomar el sol, ni las estrellas de noche, mas de uno muy estraño y grosero, de hechura de peyne con algunas cuerdas que salían del dados muchos nudos en ella.
Con esta investigación de que generalmente vsan todos los malemos ó pilotos árabes, tomaba nuestro Mustafa la altura de la estrella Polar y de alguna de las guardas, y al Sur tanbien la de otras dos ó tres, siendo las mas ordinarias de las que están al lado derecho, y esto hazia á qualquiera ora de la noche. Esta cuenta le salia al malemo muy cierta para saber infaliblemente lo que auia nauegado y si se hallaua cerca ó lexos de tierra. Pero este vltimo dia de 6, visto que conforme á los vientos flacos y escasos que en este parage corren, mayormente en esta moncion que es ya la postrera, los auia traído agora mucho mejores, se espantaua de no auer ya descubierto tierra ó del cabo de Rozalgate ó cerca del.
Dos días antes se hauía hallado en poder de un criado del Enbaxador un mal quadrante de madera de menos de una sesma de semidiámetro, que en Goa le auia dado uno de la Conpañia, su conoscido, y por él le auia dado algunas liciones para poder tomar el sol; pero él lo deuia de auer aprendido mal porque no traia tablas del lugar del sol ni de la declinación de la Equinocial, como los ordinarios regimientos de los pilotos de Europa, sino que á sus solas, antes de confesar á nadie que tenia el tal quadrante, procuró tomar el sol con él, dos ó tres dias auia.
Y no saliendole bien la cuenta, porque sigun él dezia después, unas vezes hallaua 50, otras 60 grados y mas, vino á descubrirme el secreto de cómo tenia aquel quadrante, el qual parescio alli luego de la suerte que se a dicho, y siendo esto algo antes de medio dia le mandó que delante del tomase el sol, pero aun del todo ignoraua de la manera que se auia de poner el quadrante, ó si la altura que con él se tomase auia de ser la meridiana ó á qualquiera otra ora del dia, porque él en diferentes otras la auia prouado á tomar antes, y ansi se trabaxó mucho con él, porque el Enbaxador no se atreuia á ponerse al sol, para que se tomase aquel dia su altura con la poca certeza que podia dar tan mal instrumento.
Con esto, aunque sin tablas y con lo que á montón, como vulgarmente se dize, se pudo congeturar, no estando el sol muy lexos de la Equinocial le pareció al Enbaxador que estauamos en menos altura de lo que el piloto dezia, que seria en diez y ocho grados y medio, poco mas ó menos, y que conforme á esto estaríamos Leste Oeste con Curia, Muria ó Matraca, en la costa de Arabia.
Y aunque el piloto, como muy pratico en aquel viage, era difícil y arrogante para admitir nada que se le dixese, entonces tomó el parecer del Enbaxador que era que se gouernase derecho en demanda de tierra Oeste, quarta á Noroeste porque entonces con viento mas largo se haria mucho mas viage. Hizolo ansi el malemo, aunque muy enfadado de que se le aduirtiese nada, y con Les Nordeste casi en popa se nauegó todo el resto de aquel dia y noche.

A 7, se uieron muchos mas alcatrazes y el agua pareció mas gruesa, de manera que á la tarde comenzo á uerse algo verde, creciendo mas los alcatrazes en vandas, y el piloto se hazia Leste Oeste con el cabo de Maciera, un grado mas arriba de donde después se descubrió la costa.

A 8, quando fue dia, se comenzo á descubrir lo mas alto en aquel parage de las montañas de Arabia, y en la costa las islas de Curia, Muria, tanbien tierra alta á seis ó siete leguas; luego, el piloto gouerno á Noroeste hasta llegar aquella tarde á tres leguas de tierra, y desde aqui con Les Nordeste; lleuando la costa á la mano izquierda se nauegó á Nornoroeste hasta pasar el cabo de Matraca aquella noche.

A 9, el viento quedó mas flaco que todos los dias de atrás y mas escaso, siendo Nordeste, quarta al Este, no cursando los vientos de Oeste y Oes Sudueste que se suelen hallar en aquella costa de Arabia. El calor era ya muy grande, con la desapazible vista de aquellas tristissimas sierras de color de arena bermeja, sin parezer en ellas cosa alguna verde, ni señal de ser habitadas.

A 10, quedó la nao casi en calma, creciendo mas el calor, aunque después de media noche se nauegó algo hasta que era de dia con algún bahage de Leste y Les Nordeste.

A 11, 12, estuuimos del todo en calma, sino fue dos ó tres oras antes de amanecer con el mesmo bahage, lleuando el patage la proa entonces al Norte y quarta al Nordeste, sin parecer en el mar pescado ni señal de cosa biua en la costa.

A 13, comenzó un poco de Sudueste con que casi en popa se nauegó al Norte, lleuando todos gran cuydado de no dar de noche en la ensenada de Maciera, la qual por entrar mucho en la tierra y ser las montañas en su costa mucho menos altas a engañado á muchos entrando en ella y peligrando en los baxos que alli hallan, demás de no poder salir por entre los canales ciegos que los muchos baxos hazen, y ansi el piloto, por huir este peligro, se hizo la tarde deste dia mas á la mar, nauegando á Nordeste.

A 14, quando amaneció, nos hallamos doblado el cabo, mas adelante de la dicha ensenada, descubriéndose ya la baya de San Pedro, con viento Oeste y Oeste, quarta á Sudueste, viage al Norte. A la tarde dcscubrimos el cabo de San Pedro, que sigun el viage que se lleuaua nos demoraua á Noroeste.

A 15, con el mesmo viento del dia de antes, descubrimos luego que fue de dia los palleiros, que ansi le llaman los marineros portugueses á ciertos montes que parecen sobre las cunbres de las montañas, de la forma que suelen estar en España las paruas del trigo ó ceuada quando después de trilladas las tienen amontonadas antes de las linpiar para apartar la paja del trigo, y son estos montezillos tres ó quatro, muy á vista de los que por allí nauegan, y á todos los que tienen en este viage derecha monсion se le descubren estos palleiros primero que ninguna otra tierra de la costa de Arabia.
Después de medio dia el piloto gouerno á Nordeste, haziendose mas á la mar por poder doblar aquella noche sin peligro el cabo de Rozalgate.

A 16, poco después de media noche, con Sudueste doblamos el cabo de Rozalgate, de manera que quando amaneció casi no se via ya por ser tierra menos alta que la demás la que haze este cabo, y por auerse nauegado muy á la mar la noche antes, tanpoco vimos la ciudad de Calayate, dos ó tres leguas mas adelante del mesmo cabo el qual es la parte mas oriental de toda la gran tierra y estendida región de Arabia, y ansi el Meridiano que por él pasa es el que toca á la primera India, al Occidente del rrio Indo.

A 17, el viento que auia comenzado á faltar la tarde antes, nos dexo del todo, y porque se lleuaua ya apercebido el batel del patage, por hazer algún viage comenzo algunos ratos á rremolcar, ayudando á esto algo las corrientes; lleuauase muy cerca la costa, pero de ninguno de los lugares della no acudió barco á la nao, que se deseaua por todos, con algún refresco de tierra; pero con ser aquellos lugares, que son: Calayate, Tehebe y Curiate, de la jurisdicion y señorío del reyno de Ormuz, como lo son tanbien todos los que ay en aquella costa de Arabia hasta el cabo de Mozandan, casi estan ya fuera de su obediencia, auiendose desminuido con tanta quiebra de su reputación, las fuerzas de los portugueses en este rreyno. Calayate fue lugar grande y muy poblado, pero agora, ansi él como los demás, están muy poco menos que destruidos y solos.
A prima noche comenzo á soplar un poco de bahage de tierra, y lo que duró, que fueron tres horas, el batel ayudó algo á la nauegacion rremolcando el patage.

A 18, Sueste casi calma, la proa de la nao á Noroeste, quarta Oeste. A las ocho de la mañana se descubrió á la mano izquierda, muy cerca de la costa, una grande nao, la qual lleuaua contraria nauegacion de lo que la nuestra hazia. Algunos marineros la auian reconocido mucho antes casi por proa, pero luego se fue haziendo mas á la tierra, de manera que quando de todos fue vista no iua media legua della, con fin de huir de nuestro patage, creyendo fuese de corsarios de Europa, por auer estado mas de un mes antes una nao inglesa algunos dias en el cabo de Jasquez, que es en la costa del Mogostan, y 25 leguas de la ciudad de Ormuz, y alli echaron algunos honbres en tierra con cantidad de mercadurías.
En el parage que esta nao se reconoció era frontero de Thebe, lugarejo pequeño del mesmo reyno de Ormuz, en la costa de Arabia, el qual está metido en una pequeña quebrada en aquella aspereza é inmensa continuación de peñas, á tres leguas de donde nauegauamos, entra en aquella quebrada un hermoso golpe de clarissima y excelente agua, formando un arroyo tan hondo y ancho que pueden barcos pequeños subir algún espacio por él y hazer aguada fácilmente á qualquiera grande armada que alli llegare.
Es el lugar de 150 casillas pobres, como lo son las de todos aquellos árabes, de barro y madera delgada. El lugar no se parecía desde nuestro patage, ni la boca del arroyo cuando entraua en el mar, mas de que se descubria entre la angosta quebrada de las peñas, espesas arboledas verdes que los que alli se auian hallado dezian que eran de palmas, naranjos y limones, y las naranjas que alli se crian tan excelentes, que algunas que dieron al Enbaxador en Mazcate, que es nueve ó diez leguas adelante de aqueste fresco y ameno arroyo, ningunas se vieron en España tales, ansi en grandeza como en lo demás; no eran muy redondas, sino algo prolongadas, y con poco agrio, pero tan llenas de zumo que parecia milagro de naturaleza criarse en suelo tan estéril y seco.

A 19, aunque poco antes de amanecer, se tuuo alguna poca de borrasca, con Les Nordeste, cesó luego que fue de dia, teniendo por la mayor parte del gran calma hasta muy tarde que vento Leste, viage á Oes Noroeste, descubriéndose ya las fragosas montañas de Mazcate, y ansi se fue nauegando hasta que fue de noche.
A esta ora el mesmo viento fue cargando de manera que fue menester amaynar las velas de gauia y quitar las bonetas, hasta llegar muy cerca de Mazcate; entonces, auiendo ya parado el viento de Leste, se puso de Nordeste, que inpidio tomar el puerto principal, que está al pie de la fortaleza, y porque el tienpo estaua borrascoso y se temia algún rezio tenporal se dio fondo entre unas altas peñas, aunque surgidero siguro, cerca de la fortaleza vieja que mira á Les Sueste.

(García de Silva y Figueroa "Comentarios", Tomo I, Libro III, Capítulo I, pp. 223 – 231)

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